Los dos años… algunos describen esta etapa como la edad de la independencia.
Con frecuencia a los dos años de edad los niños y las niñas muestran interés por actuar de manera independiente en varias actividades, aun cuando necesitan nuestra atención y apoyo constante.
Generalmente son alegres, exploradores, con mucha energía, espontáneos, independientes, inquietos; curiosos y cariñoso.
Otras veces pueden mostrarse enojados, desafiantes, egoístas, necios y demandantes entre otros comportamientos. El berrinche aparece como frustración de no poder hacer las cosas por ellos mismos, o por no obtener lo que quieren. Han empezado a experimentar una mayor gama de emociones y pueden moverse con rapidez de un estado de ánimo al otro extremo. Gran parte de estas características corresponden a la edad y tienden a ser transitorias dependiendo de lo que reforcemos con nuestro comportamiento y la manera como nos relacionamos con ellos.
Aprenden observando, imitando, y haciendo. Aprenden a través de sus sentidos: escuchando, viendo, oliendo, tocando, probando. La experiencia física se adquiere con la manipulación de los objetos; interactuando con el mundo físico.
Aprenden jugando, al jugar con los objetos abstraen sus propiedades físicas. Las semejanzas, las diferencias, la funcionalidad, los materiales, etc. Y esto les permitirá elaborar nuevos conceptos. Les gusta cantar, brincar, armar, dibujar, tocar, trepar, amasar, bailar. Requieren tiempo para observar y hacer cosas por ellos mismos.
¿Cómo podemos apoyarlos en esta edad? Siempre debemos tener presente las características de la edad:
Brindar estimulación orientada principalmente en cuatro áreas (Desarrollo Motor Grueso, Desarrollo Motor fino, Desarrollo del Lenguaje y Desarrollo Socio-afectivo).
Motivar el aprendizaje a través la música, cantos, rimas y juegos.
Necesitan nuestra paciencia, tiempo compartido (para explorar, para experimentar, para observar). Necesitan adultos flexibles y persuasivos.
Necesitan rutinas y constancia.
Requieren de ambiente tranquilo, y seguro.
Permitirles hacer cosas por ellos mismos, siempre que sea posible y seguro para ellos. Y dejarles saber un NO determinante cuando sea necesario.
A esta edad son inestables en sus emociones y comportamientos, mucho ayuda ser adultos estables, respetar y ayudar a los pequeños a sobrellevar sus emociones de manera tranquila y respetuosa.
Ellos son los niños y nosotros los adultos, los guías, los que sabemos como…No teman afrontar las rabietas de sus hijos, tampoco al hecho de ser juzgados por los demás. Los pequeños necesitan adultos que muestren seguridad y tranquilidad en lo que debe hacerse en todo momento.
Eviten largas explicaciones, es más valioso actuar, con respeto y prontitud. Al hacerlo estamos ayudando que nuestros pequeños desarrollen confianza en ellos mismo y en su ambiente. De esta manera ellos saben que esperar, y les damos guía clara para su comportamiento.